Capítulo 2: una oportunidad para mantener el espíritu universitario en la época del #YoMeQuedoEnCasa
Por María José Ibáñez, subdirectora de formación del colegio mayor Francisco de Vitoria
Capítulo 2 de la serie de testimonios que hemos preparado sobre cómo se está viviendo el confinamiento en los colegios mayores desde distintos puntos de vista (colegiales, mantenimiento, dirección, coordinadores de estudio…). Hacemos, cada día, colegio mayor.
Hoy, al levantarme y mirar por la ventana, veo un día precioso, un día soleado en el campus de la Universidad. Parece un día normal como muchos de los que hemos vivido hasta hace poco. Al ser pronto, se podría pensar que has madrugado demasiado y que, en breves instantes, comenzarán a llegar los coches al parking, que oirás el bullicio del comienzo de las clases, o que verás a los alumnos ir de un lado a otro, pero la realidad es otra. El campus está vacío.
Lejos del ajetreo habitual, solo hay unas pocas personas trabajando: auxiliares de seguridad, personal de mantenimiento o trabajadores de transformación digital que recorren pasillos vacíos. En el Colegio Mayor, sin embargo, se respira una realidad distinta, que contrasta con este silencio del campus. Seguimos viviendo aquí cincuenta alumnos y seis formadores.
Igual que a todos, la cuarentena nos ha hecho cambiar nuestras rutinas: donde antes había clases presenciales ahora son online, las salidas a Madrid se convierten en paseos por el edificio, y el volumen de mails ha crecido considerablemente. Sin embargo, resulta curioso que en este nuevo escenario nuestro proyecto formativo y nuestra vocación cobran todavía más sentido.
Hablamos con frecuencia de la convivencia en comunidad como uno de nuestros pilares fundamentales y se palpa en estos momentos, constantemente, la riqueza de nuestra comunidad colegial: una comunidad que nos sostiene, que nos acoge y que nos permite vivir estos momentos, lejos de nuestras familias, sintiéndonos realmente en casa. Una comunidad con gestos constantes de entrega, de escucha y de apoyo donde ves cómo se fraguan cada día nuevas amistades.
Vocación de acompañar
Al mismo tiempo, sigues descubriendo el interés, la proactividad y la creatividad de los colegiales para seguir poniéndose al servicio de los otros: desde la organización de maratones de cine y encuentros virtuales formativos, hasta espacios donde compartir las inquietudes más profundas y poder vivir la fe ante el misterio del sufrimiento. Por nuestra parte, como formadores, esta cuarentena nos está haciendo vivir nuestra vocación de acompañar a los alumnos, tanto presencial como virtualmente, más plenamente.
En estos momentos, son muchos los sentimientos que tenemos en el corazón: miedo, tristeza, desolación… pensándolo estos días, yo siento también gratitud por la misión que me ha sido encomendada. Creo que todos, al ver las noticias, sentimos un deseo inmenso de poder hacer algo ante la situación que vivimos. Son muchas las personas que se encuentran sin poder trabajar en sus casas; y nosotros, sin embargo, tenemos en esta crisis la oportunidad de seguir sirviendo, de seguir acompañando a nuestros alumnos y de seguir ayudándoles a vivir esta situación desde un espíritu universitario, que les haga plantearse con más fuerza su vocación, su responsabilidad social y el impacto que quieren generar.
Os animamos a leer también el testimonio de Ana Galet Postigo, colegiala del colegio mayor Hernando Colón, en Sevilla.