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Cómo funciona el sistema universitario en China (y por qué bate récords en todo)

Cómo funciona el sistema universitario en China (y por qué bate récords en todo)

Junio. Selectividad. Sprint final para los estudiantes de comunidades autónomas como Andalucía, que llevan desde el lunes inmersos en las pruebas de acceso a la Universidad. Otros superaron la meta la semana pasada. Pero no sólo lo hicieron alumnos de regiones como Madrid, Aragón y Castilla La Mancha: casi 12 millones de chinos se han presentado este año al gaokao, un récord desde que se implantó en 1952 (a modo de comparativa, en España, en 2021, aproximadamente 210.000 estudiantes hicieron la Selectividad).

 

Si China es el país con mayor número de egresados del mundo; si además es el que más estudiantes internacionales envía al extranjero; si «prácticamente cada semana se inaugura una institución de Educación Superior dentro de sus fronteras»; si está escalando puestos en los principales rankings internacionales a un ritmo vertiginoso.  ¿Cómo es que conocemos tan poco sobre su sistema universitario? Así que nos hemos puesto en contacto con el profesor Hamish Coates, director de la División de Educación Superior del Institute of Education, de la Universidad de Tsinghua, una de las más prestigiosas del país, para que nos explique no sólo su funcionamiento, sino cómo han conseguido en un tiempo récord escalar puestos en el ranking de las mejores universidades del mundo.

 

 

 

Gaokao o cuando la selectividad es muy, muy selectiva

El examen de acceso a la Universidad se conoce como gaokao ( 高考), también se celebra en junio y suele durar dos intensas jornadas (alrededor de nueve horas cada día). Los estudiantes hacen frente tanto a exámenes en formato test como a preguntas de desarrollo en función de las materias de las que se examinan. Éstas se dividen en asignaturas obligatorias (literatura china, matemáticas y lengua extranjera) y asignaturas complementarias, que han elegido en sus últimos años de instituto en base al área de conocimiento que desean estudiar en la Universidad (Ciencias Sociales, Naturales, etc.).

 

No existe un modelo uniforme: si bien hay una base común, encontramos distintos tipos de exámenes y sistemas de evaluación según la provincia, por lo que a la hora de aceptar a los alumnos en la Universidad se siguen diversos criterios. Además, algunas instituciones pueden administrar sus propios exámenes escritos o realizar entrevistas además del gaokao. A esto hay que añadir los procedimientos de las “instituciones privadas” (más adelante explicaremos sus particularidades).

 

No es raro encontrar cada año por estas fechas artículos que hablan del impacto psicológico que tiene esta prueba para los jóvenes chinos (ejemplo, ejemplo y ejemplo). Sin embargo, Coates no lo atribuye a la dureza del examen en sí, sino a una cultura de alta competencia: “Una de las características de vivir en un país con más de 1.400 millones de habitantes es el nivel de presión al que uno está sometido si quiere triunfar. Entrar en las mejores instituciones del país supone hacerlo también en el sistema de meritocracia chino. Por ejemplo, el proceso de entrada en Tsinghua, en mi universidad, es uno de los más selectivos del mundo, pero te garantiza que vas a tener una carrera profesional de éxito”.

 

Esa presión está presente “prácticamente desde la cuna, cuando los padres empiezan a dibujar el futuro que quieren para sus hijos, consecuencia de la naturaleza meritocrática que tiene la sociedad china”, reflexiona el profesor. Un 58% de los alumnos reciben clases particulares para hacer frente a este examen.

 

 

Pero… ¿y los que no quieren estudiar una carrera?

Para ello tenemos que ir unos años atrás y hablar del sistema escolar. Nos encontramos, al igual que en España, con Educación Primaria (niños de entre 6 y 12 años) y Educación Secundaria Obligatoria. Esta última tiene una duración de tres cursos, hasta que aproximadamente cumplen 15 años y, cuando finaliza, “aquellos alumnos que quieren continuar con sus estudios deben hacer un examen de acceso para poder entrar en la gaozhong (高中), una suerte de Educación Secundaria Superior”, nos explica Hamish Coates.

 

A partir de aquí tienen dos vías: o bien cursar “estudios vocacionales”, parecidos a nuestra Formación Profesional y con una duración de entre 3 y 4 años; o bien elegir el camino más académico, que comprende tres años de aprendizaje en materias como Literatura, Humanidades, Ciencia y Arte, pero también con espacio para actividades como servicios sociales.

 

Una vez terminado este ciclo, su sistema ofrece a su vez otras dos vías para estos dos perfiles de estudiantes: programas reconocidos con un diploma (专科 zhuanke), más cortos y con un carácter más práctico, que no requieren el haber superado el gaokao, pero sí los estudios vocacionales; y programas con derecho a título de graduado (benke 本科), para los que sí es necesario haber pasado satisfactoriamente el gaokao con excepciones que contaremos mas adelante.

 

Entonces, ¿cómo funciona el benke, el equivalente a los estudios de Grado?

Éste se estructura de forma parecida al sistema europeo: para obtener el título (xueshi xuewei 学士学位), el alumno tiene que haber superado los cuatro cursos de la disciplina que estudia, cinco en el caso de Medicina, Arquitectura, Música o algunas ingenierías. También juegan un papel relevante tanto las prácticas como la tesis final (lo que aquí sería el Trabajo de Fin de Grado o TFG).

 

Los estudios de master (shuoshi xuewei 硕士学位) duran al menos dos años, y el contenido suele estar repartido entre clases y el desarrollo de un trabajo o tesis final. Además, para aquellos graduados que dispongan de tres años de experiencia o más, se les puede otorgar directamente esta titulación sin pasar por clase. Para ello deben superar tres tipos de exámenes: dos de carácter nacional y relacionados con una lengua extranjera y metodologías de investigación; otro sobre aquellas materias que determine la Universidad que ofrece la titulación

 

Si deciden apostar por el doctorado (boshi 博士), deben haber cursado previamente un máster, haber realizado un examen de acceso, presentar cartas de recomendación de al menos dos catedráticos y tener menos de 40 años. En este enlace se pueden ver los distintos recorridos que puede hacer un estudiante.

 

¿Hay universidades privadas en China?

Algo parecido, pero no igual. En China encontramos dos tipos de universidades: las minban (“gestionadas por el pueblo”) y las gongban (“gestionadas por el Estado”). Estas últimas serían el homólogo de las universidades públicas en España –con todas las salvedades– y tienen mucho más prestigio que las primeras. Las minban no están exactamente financiadas por capital privado, ya que se mantienen principalmente gracias a las matrículas que pagan los alumnos.

 

El sistema ha cambiado mucho en los últimos años, después de que el Gobierno permitiese la apertura tanto de este tipo de instituciones como de otras de carácter internacional. Y no ha estado exento de polémica, ya que, si bien ha servido para satisfacer la creciente demanda, los requisitos académicos para acceder a ellas son menores y no están basados en la meritocracia, sino en el poder adquisitivo, por lo que para muchos son consideradas de segundo nivel.

 

“En China se abre una institución de educación superior prácticamente casi cada semana”, afirma el profesor Coates, para a continuación preguntar: «¿Cuántos habitantes tiene España? [unos 47 millones] Pues prácticamente ese es el número de estudiantes en el país asiático». Según datos recabados por Statista, aún no habrían llegado a ese umbral, pero si continua ese crecimiento exponencial, no es raro que lo alcancen en unos años:

 

 

 

China, primer país emisor de estudiantes

Según la UNESCO, el sistema de educación terciaria chino emite cada año más de 1 millón de estudiantes. “Cada vez son más los padres que apuestan por una educación internacional para sus hijos, que deciden enviarlos a otro país a una edad también cada vez más temprana. La pandemia ha ralentizado este fenómeno, pero es una tendencia que está ahí”, explica el docente. Por ejemplo, el 6% del total de alumnos de la Universidad de Harvard en 2021 son chinos.

Prueba de la oportunidad que esto supone para las universidades extranjeras a la hora de atraer a este tipo de perfiles es que cada año son más las que admiten el gaokao entre sus criterios de selección (la Universidad de Cambridge, la Universidad de Toronto, la Universidad de Australia, entre otras).

¿Qué papel juega la Universidad para el Gobierno chino?

Para entenderlo podemos referirnos al Plan Universitario Doble Primera Clase –un ambicioso programa lanzado en 2015 y destinado a convertir a sus universidades y facultades en referente mundial de cara al 2050—. Es, según reflexiona Coates, representativo de cómo “el gobierno chino va más allá de políticas públicas concretas para el sistema universitario; es un plan nacional a 35 años vista, y no conozco a ningún país que tenga una visión tan a largo plazo para sus instituciones universitarias. Para el Gobierno chino –y para la sociedad en general– la Universidad es una de sus máximas prioridades”.

 

Este plan se consolida en programas como La Liga de los Nueve, parecido a la Ivy League de la Costa del Este de Estados Unidos y a la que pertenecen nueve universidades elegidas por el Gobierno y que son beneficiarias de una estrategia concreta para fomentar su excelencia–. Si atendemos a los rankings internacionales, podemos entrever su efectividad. Por ejemplo, en el que desarrolla Times Higher Education, la Universidad de Pekín –una de las universidades que pertenece a La Liga de los Nueve– ha pasado de ocupar el puesto 37 en 2011 al 16 en 2022. Lo mismo ocurre con el QS World University Rankings; la subida es vertiginosa.

 

Este fenómeno se debe en opinión de Hamish Coates a tres pilares:  “Excelencia en la gobernanza universitaria, muchos recursos y mucho talento. Esta cuestión ya la trabajó Jamil Salmi en su informe WorldClass Universities y el Gobierno chino fue haciendo prácticamente una checlist. En China vemos, por ejemplo, que las personas que lideran las universidades no son sólo magníficos académicos, sino también muy buenos gestores. El antiguo rector de la Universidad de Tsinghua acabó siendo Ministro de Medio Ambiente y ahora es alcalde de Beijín”.

 

¿Y el Gobierno chino para la Universidad?

La educación terciaria depende del Ministerio de Educación y el Estado está presente a lo largo de los distintos niveles de la jerarquía universitaria. Según el informe What the U.S. (and Rest of the World) Should Know About Higher Education in China, los comités del Partido Comunista de China ejercen el liderazgo velando por que la institución se adhiera a las ideologías, principios y políticas del partido. Al mismo tiempo, el ocupar cargos relevantes en el ecosistema universitario suele ejercer de trampolín para otros puestos de responsabilidad en la Administración, tal y como relataba en el punto anterior el profesor Coates.

 

«A pesar de que se sigue un modelo centralizado, las universidades tienen bastante libertad para poder desarrollar sus propias estrategias y programas, sobre todo las dos instituciones más importantes, Tsinghua y Pekín, que acumulan mucho poder», destaca el docente. A pesar de ser uno de los sistemas más complejos del mundo, esperamos haber puesto un poco de luz sobre su funcionamiento y agradecemos a Hamish Coates el haber compartido con nosotros su conocimiento.

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