Psicología, gestión emocional e higiene mental en tiempos del Covid-19
Hablamos con David Villa sobre psicología y gestión emocional en tiempos del Covid-19 y del confinamiento en nuestras casas.
Villa es cofundador del Centro de Psicoterapia VERSO y cuenta con más de 10 años de experiencia en psicología clínica. Es consultor en intervención en crisis, emergencias y catástrofes desde 2007 en la IPSE (Intervención Psicológica Especializada) e ICAS Spain, y también socio de la «European Society for Traumatic Stress Studies».
Ha trabajado para el Hospital Universitario de la Paz, la Fundación Diagrama, Caritas y en los servicios sociales de la Comunidad de Madrid y de Castilla La Mancha. Ha ejercido como docente en distintas especialidades y trabaja, entre otras, con técnicas como el neurofeedback, el brainspoting y el EMDR.
Estamos en “Estado de Alerta”, pero este término no sólo tiene un impacto a nivel administrativo, jurídico, etc., sino que también nos afecta a otros niveles: alerta por si me contagio, alerta por si contagio a otros, alerta por lo que escuchamos en los medios o lo que leemos en las redes sociales. ¿En qué se traduce esta alerta por el Covid-19 en términos psicológicos?
Nuestro organismo está preparado para estar en un estado de alerta. No es algo que le venga de nuevas. A lo largo de todos estos años de evolución del ser humano hemos ido aprendiendo a desarrollar mecanismos que nos permitan hacer frente a esas situaciones complicadas. Y esos mecanismos se traducen en dos: activos, con los que la persona –ya sea atacando o huyendo– hace algo para afrontar esa amenaza, y otros pasivos. En este caso, los activos podrían ser esas acciones solidarias que estamos viendo, el hacer acopio, el evadirnos a través de las plataformas de contenido digital, etc.
Si nuestra percepción es que la amenaza es superior a nuestros recursos, ahí se empiezan a generar mecanismos de defensa pasivos. No decidimos nosotros, sino que nuestro cuerpo empieza a generar emociones, pensamientos, ideas para defendernos aunque nosotros no queramos. Y eso nos lleva a sensaciones de bloqueo, hibernación, que lo que buscan es “hacerse el muerto” hasta que la amenaza se vaya, de tal forma que cuando ésta se marche, el organismo pueda a empezar a tirar para adelante de nuevo.
¿Qué emociones podemos esperar que surjan en un estado de confinamiento en el domicilio a consecuencia del Covid-19? ¿Cómo podemos abordarlas?
Vamos a tener las mismas emociones. Vamos a sentirnos en ocasiones con rabia, con confusión, con miedo, con sensaciones de culpa porque no puedo ir a ver a mi padre o porque el otro día salí y no debía. Pero también emociones positivas: cierto alivio, cierta alegría, los reencuentros… Las emociones son señales adaptativas de nuestro cuerpo. Simplemente están ahí para permitir darnos cuenta de que hay algo que no marcha.
Una de las cosas que puede ayudarnos es poner nombre a las emociones. Ya no es “esto está bien” o “esto está mal”, “me encuentro bien» o «me encuentro mal”, sino hacer un pequeño esfuerzo en etiquetarlas. El siguiente paso sería identificar en qué partes del cuerpo conectamos más con esa emoción. Y a partir de ahí, desde esa normalización, ver qué le diríamos nosotros a una persona que vemos en la calle y que se encuentra así. Eso que le decimos a otras personas, decírnoslo a nosotros mismos. Y siempre tener en cuenta que las emociones pasan.
¿Cómo podemos manejar de la mejor forma posible la incertidumbre sobre cuánto tiempo permaneceremos en esta situación?
La incertidumbre forma parte de nuestro día a día y genera una ansiedad y un estrés muy importantes. Lo que podemos hacer es tener una gestión tanto del tiempo como de la información lo más precisa posible. Yo no planifico de aquí a tres semanas. Yo planifico esta semana, este día, esta mañana, este mediodía, esta tarde y esta noche. ¿Por qué? Porque es lo poquito que podemos hacer. Y esas metas pequeñitas que vamos consiguiendo en el día a día, celebrarlas.
Y, muy importante, escoger las fuentes de donde recibimos información. Elegir dos fuentes fiables y ya. Así yo gestiono la información que me viene por esas vías. En estos momentos de alerta, de alarma, de la situación personal, sanitaria y socieconómica, saber qué depende de uno, con qué recursos cuenta uno, es de las poquitas cosas que más pueden ayudarnos para manejar esa incertidumbre.
Cuando llegasteis al colegio mayor, vosotros sí que os encontrasteis con que en un momento dado tuvisteis que cambiar las prioridades, rutinas… Y eso está ocurriendo ahora. Así que, yo creo que sí contáis con recursos y experiencias que pueden ayudar a abordarlos.
Hasta qué punto es bueno adelantar situaciones negativas para poder estar preparadas para ellas. Me refiero a ponernos aquí, tú y yo, en la tesitura de que uno de nuestros seres queridos enferma o que a nosotras se nos diagnostica y tenemos que mantener una cuarentena estricta, etc.
¿Qué es lo que ocurre? Que nuestra mente –y es adaptación– empieza a buscar las cosas feas, lo negativo, a valorar los riesgos. Muchas veces nos bloqueamos en consecuencia, no sabemos cómo avanzar. Por eso, cada cosa a su momento y cada momento en su lugar, como decía Bertolt Brencht.
Esta incertidumbre, esta confusión nos juega trampas mentales y nos las va a jugar a todos. Saberlas, conocer cuáles son, nos va a permitir luego prever y gestionar mejor las circunstancias más graves. Identificarlas , como hemos explicado antes con las emociones, nos será de ayuda.
Hay un aluvión de artículos y de consejos en redes sociales sobre qué hacer para que las paredes no se nos echen encima sin llegar al extremo de caer en la expresión “matar el tiempo”: sigue una rutina, haz deporte, aliméntate bien, vigila el sueño. ¿Nos podrías dar cinco tips y el impacto positivo que estos tendrán en nuestro bienestar psicológico?
- Mantenernos activos: ejercicio físico en la medida de lo posible, mental también y… ¡hacer cosas con las manos!;
- Planificar la rutina diaria;
- Evitar la sobreinformación y marcar las horas del día las que voy a buscar esas fuentes;
- Apoyarnos en el uso de las tecnologías para poder comunicarnos con nuestros seres queridos y en esa comunicación permitirnos verbalizar lo que nos preocupa;
- Y ayudarnos mutuamente, tirar de la comunidad.
¿Qué lectura haces sobre la experiencia que has recopilado en estos años sobre situaciones extremas a los que se enfrenta el ser humano?
Estas situaciones queman a cualquiera y no podemos obviarlo. Vivir una situación de confinamiento nos va a pasar factura (cuento ilustrativo en el video completo). La actitud con la que afrontamos la vida es personal e intrasferible: los que vayamos por la vida siendo unos amargados, lo seguiremos siendo; los que vayamos por la vida con un poco más de optimismo y confianza, así lo viviremos. Es un compromiso personal de cada uno.
¿Qué materiales recomiendas para afrontar esta situación? Lecturas, videos, etc.
La guía del Colegio Oficial de Psicólogos. Ahí vais a encontrar pautas de gestión emocional, gestión del confinamiento, etc. También las guías del Ministerio de Salud y de las consejerías de vuestra comunidad autónoma. Y poco más. Mi experiencia particular en unos momentos como estos es que no es tiempo para volvernos expertos en gestión emocional. Una buena película, una buena canción, un buen libro, ayudan mucho más.