¿Qué buscas?

Vivir en un colegio mayor cambiará tu vida.

Texto original: Cristina Júdez

Tras segundo de bachillerato llega el momento de tomar una de las decisiones más importantes de la vida, ¿qué estudiar? ¿Qué hacer? ¿Dónde? Las respuestas son muy personales, pero si tenemos que irnos a vivir fuera de casa la mejor opción es hacerlo en un Colegio Mayor.

Hablando desde la experiencia personal lo recomiendo. La convivencia puede ser difícil al principio y puedes tener ganas de que llegue el fin de semana para volver a casa, pero después de un breve tiempo te ocurrirá todo lo contrario.

Un Colegio Mayor es muy diferente  a una residencia, aunque la gente no lo sepa. En una residencia no se conocen todos los que viven allí, no se organizan tantas actividades culturales ni deportivas, ni se tiene la oportunidad de complementar tu formación académica independientemente de la carrera que estés cursando.

Un Colegio Mayor es una segunda casa, y si te adaptas pronto a convivir con más personas puede ser mucho más que eso. Aquí harás amigos para toda la vida, con los que compartirás experiencias inolvidables y crecerás personal y profesionalmente. Como parte de la actividad colegial te responsabilizarás de diversos aspectos de la vida del Mayor. La participación en equipos deportivos, la coordinación de eventos internos o la organización de actividades formativas y cultrales te aportarán un bagaje interesante de cara a tu incorporación al mundo laboral.

«El Colegio Mayor es mi segunda casa, mi otra familia. Cada momento y cada detalle que me aportan todas y cada una de las personas que viven aquí son un regalo y una ilusión. Cada sonrisa que te transmiten consigue emocionarte. Es algo que sólo se puede entender si vives aquí dentro. Miradas, bromas, anécdotas y experiencias que probablemente no vivas fuera de un Colegio Mayor.» Silvia Cifuentes, segundo año.

¿No te convenzo? Deja que te muestre cómo se desarrolla un día en mi Colegio Mayor, el Diego de Covarrubias.

A partir de las 7:30 el comedor abre sus puertas para el desayuno.  Las chicas de la limpieza empiezan su trabajo en las zonas comunes y después acceden a las habitaciones para dejarlas en perfecto estado. A las ocho en punto empieza el turno de Santa, la gobernanta y nuestra «segunda madre».

Hacia mediodía el colegio cobra vida. A partir de las doce muchos llegan de clase, otros vienen al aperitivo y a la una y veinte se amontona la gente. A la una y media el comedor vuelve a abrir sus puertas para dispensar la comida. Alrededor de 300 personas, entre covarrubios, nebrijos y otros residentes, asisten cada día al comedor.

«Una experiencia nueva en la que te das cuenta que tu vida no sólo está en casa, sino que hay todo un mundo por descubrir. Para mí ha sido un cambio importante pero no me arrepiento de ello ya que mi vida ahora está aquí. Además conoces mucha gente nueva con la que compartir tu día a día, tus aspiraciones y tus problemas, ellos se convierten en tu familia.» Elsa Argos, primer año.

Tras la comida, el antebar es el punto de encuentro para los colegiales. Aquí se reúnen todos a partir del medio día y siempre hay un grupo de gente desde que abre hasta su cierre a las 23 horas.

Las tardes se desarrollan con normalidad en el Colegio. En época de exámenes lo más recurrente son las salas de estudio, donde podrás estudiar en un buen ambiente y siempre habrá gente dispuesta a ayudarte o con la que descansar cinco minutos.

Si no tienes que estudiar, existen otras alternativas. Los colegiales podemos distraernos en cada uno de los espacios comunes del Mayor. Tenemos a nuestra disposición la sala de música moderna, que es una estancia con numerosos juegos de mesa, televisión, videojuegos, etc. También podemos usar la sala de televisión, el gimnasio y las pistas deportivas. Otra opción es pasar un rato tranquilamente en tu habitación o en la de otro compañero.

«Cuando llegas el Colegio Mayor es la familia que te falta en Madrid. Es un sitio al que puedes llamar casa, donde siempre tienes a alguien y nunca puedes sentirte sola» María Martínez, antigua colegial.

La hora de la cena inicia el fin de la jornada en el Colegio Mayor. El comedor sirve las cenas a partir de las nueve de la noche. Al igual que en la comida puedes elegir entre tres primeros y tres segundos. Después los Colegiales vuelven al antebar, pero también hay gente que se decanta por una velada con amigos en una de las habitaciones.

A las once cierra la cafetería, el comedor y  llega el conserje encargado de velar por el Colegio durante la noche. Estas tres acciones marcan el fin de la jornada, que se acaba cuando cada uno de nosotros se dispone a dormir. Cada día aprenderás algo nuevo, vivirás una experiencia y convivirás con personas que permanecerán para siempre en tu vida.

Si tienes la oportunidad de vivir en un Colegio Mayor, no te lo pienses. ¡Disfrútala! Serán los mejores años de tu vida.

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