Cien años del CMU Padre Poveda
En la primera década del siglo XX, el lugar de la mujer en la sociedad estaba reducido a aspectos concretos y restringidos a todo lo que tuviera que ver con protagonismo social, cultural, académico, profesional y político.
El titular de este Colegio, Pedro Poveda, junto a otras figuras de su tiempo, ofreció un horizonte de futuro hacia el que caminar. Su modo de leer los acontecimientos en el momento que le tocó vivir (1875-1936) lo lanzó hacia el futuro y le invitó a ir hacia delante.
Fue un creyente de mirada lucida que apostó de modos novedosos y arriesgados por unir estudio, mujer y fe.
Hasta 1910, las mujeres necesitaban un permiso ministerial para cursar estudios universitarios y, además, estos estudios no la capacitaban para el ejercicio profesional: servían sólo para su enriquecimiento personal. En ese año se regula la entrada delas mujeres en las universidades en las mismas condiciones que los varones. 36 mujeres terminan sus estudios universitarios antes de 1910. Entre 1910 y 1930, las mujeres suponen el 5% de la población universitaria española.
Múltiples textos de Poveda ponen de relieve el valor que concede al estudio, su apuesta por él, su afán por contagiar a las alumnas el gusto por aprender, por participar, por ampliar el horizonte.
Pedro Poveda, atento a su tiempo, promovió la formación de la mujer y el desarrollo de sociedades cuya convivencia fuera justa y equitativa, sin que dejara de producirse un necesario diálogo entre la ciencia y la fe.
Desde 1911, en distintas ciudades de España, abrió Academias y Centros Pedagógicos con dichos fines. La primera Academia de Santa Teresa se fundó en 1911, en Oviedo. La segunda, en Linares. La tercera academia en 1913, en Jaén. Apenas un año antes, la Universidad Española había permitido el ingreso a las mujeres.
En 1914, Poveda se fija en quienes han de formar a los maestros. Quiere hacer algo para los futuros profesores de las Escuelas Normales y abre en Madrid, la única ciudad con Escuela Superior del Magisterio (Pedagogía), una Residencia Universitaria Femenina, para estudiantes de ese centro con rango universitario, inspirándose en los más serios proyectos existentes y contando con un grupo de colaboradoras preparadas y que compartían la idea y el proyecto. Resultó ser la primera de España en su tipo y se llamó “Academia Teresiana”. Tuvo su primer domicilio en la c/ Goya, 46.Sin embargo, la residencia no solo admitió a estudiantes de Pedagogía. Desde su fundación, admitió a jóvenes que querían preparar otras licenciaturas universitarias.
Se abre el 25 de marzo. El 11 de mayo llega la primera alumna a la Academia, Victoria Kent. Prepara el examen de ingreso en la Escuela Superior del Magisterio y estudia en la Residencia todo el verano. No aprobó el examen y no continuó en la residencia. Más adelante, cambió el rumbo de sus estudios. La nueva Residencia pasa por varios domicilios: Cuesta de Santo Domingo, Serrano…
En 1915, la Junta de Ampliación de Estudios (organismo oficial, aunque independiente del Ministerio de Educación) funda la Residencia de Señoritas, según el pensamiento inspirador de la Institución Libre de Enseñanza, dirigida por la ilustre pedagoga María de Maeztu, que tuvo gran resonancia en la formación de las mujeres universitarias de la época.
En 1917, visita la Residencia Teresiana el vicedirector de la Oficina Informativa de Enseñanza (creada por la Asociación Católica Nacional). Al día siguiente se publica un reportaje en El Debate.
“… Acabamos de visitar una Institución docente muy interesante (…), Se trata del Internado Teresiano, obra de un hombre de extraordinario celo, preclara inteligencia y gran voluntad (…). “El Internado responde a una necesidad del alojamiento de las jóvenes que estudian lejos del hogar (…). La estancia en conventos de religiosas (…) no da las facilidades deseables para que las jóvenes puedan hacer sus estudios oficialmente… “La vida que se hace en el Internado Teresiano es familiar, atrayente y simpática. El régimen se dispone conforme a las obligaciones de las alumnas, todas ellas oficiales (…). Se hace además, preparación concienzuda de las asignaturas, con profesorado especial. “Procedentes de estos Internados [los de las otras provincias], hay unas 30 señoritas que desempeñan cargos oficiales en las Normales y Escuelas Nacionales (…) A las alumnas no les faltan conferencias de extensión cultural, visitas a museos, laboratorios, excursiones, etc. (…)”.
El último domicilio de la Residencia, cuando estalla la guerra civil fue c/ Alameda, 7.
Después de la guerra, La Residencia Universitaria Femenina de drid, pasó a la calle San Mateo, y luego a Loma, 7. En ese domicilio se constituye como Colegio Mayor Padre Poveda, en 1945.
La primera directora fue Emma Álvarez, doctora en Medicina. Pasa al actual edificio de la calle Isaac Peral, 60 en 1950. Carmela Álvarez fue la primera directora del Colegio en el edificio actual. Josefa Segovia, directora general de la I.T., cuidó especialmente de este Mayor, acudiendo todos los años a la ceremonia de imposición de becas.
Desde los comienzos, las propuestas educativas impulsadas por Pedro Poveda permanecen sensibles a las realidades sociales menos favorecidas y tienen por finalidad realizar una aportación comprometida en favor de dignidad de la vida y la igualdad de oportunidades. Las primeras colegialas acuden a colaborar al Pozo del Tío Raimundo, entonces una realidad desoladora.
*Pedro Poveda Castroverde (Linares 1874 – Madrid 1936) fue un sacerdote y pedagogo español que participó activamente en el problema de la educación que se vivió intensamente en España durante el primer tercio del siglo XX. Estimulado por su propia experiencia en Guadix, el pensamiento de los pedagogos de su tiempo y la influencia en España de la Institución Libre de Enseñanza (ILE) que defendía una educación humanista alejada de cualquier aspecto religioso, inició una serie de fundaciones pedagógicas en 1911 llamadas “Academias Teresianas”, pues las constituyó bajo el patrocinio de Santa Teresa de Jesús. En dichas Academias, se preparaban alumnas de Magisterio. Las alumnas iban a clases a la Normal y en la Academia (además de residir las que no vivían en la ciudad) recibían clases complementarias, asistían a conferencias y realizaban actividades de voluntariado y formación religiosa. Una de las convicciones más radicales de Poveda es que es posible formarse científica y culturalmente sin dejar por ello de ser cristianos.
La Residencia Femenina de Madrid acogía a jóvenes que querían estudiar en la Escuela Superior del Magisterio y en otras licenciaturas universitarias, además de otros estudios.
La Obra de las Academias maduró en poco tiempo hasta convertirse en la Institución Teresiana, asociación de hombres y mujeres laicos cuyo compromiso cristiano se desarrolla a través de la educación.